La esperada quinta edición de DGTL Santiago, la edición local de uno de los festivales de música electrónica más emblemáticos a nivel internacional, se desarrolló el viernes 03 y sábado 04 de mayo en Espacio Riesco.
Por primera vez en dos jornadas, un explosivo lineup hizo bailar a más de seis mil personas en los tradicionales escenarios Modular y Generator. Las expectativas eran altas y los fanáticos dieron su veredicto en la pista de baile y en las redes sociales: la experiencia fue inolvidable.
Viernes, primera jornada
Los nacionales Yellow Fever y Kamila Govorčin fueron los encargados de abrir el escenario Modular del festival. Un escenario cargado de influencias melódicas, recibió a las 21:30 hrs. al primer DJ internacional, Skin on Skin. Su estilo de música único de tech house y techno dejó a los fanáticos preparados para entrar a la noche en un viaje inolvidable. Luego fue el turno de Bicep, dúo compuesto por Andrew Ferguson y Matthew McBriar, quienes presentaron su A/V DJ Set “Chroma” con un espectáculo de luces que fue impresionante desde el principio, iluminando el lugar con luces de colores y láser.
KAS:ST, en tanto, se encargó de hacer bailar a los más fanáticos con sus melodías intrincadas y ritmos poderosos, que crearon un sonido único y cautivador. Y para cerrar la noche, llevó a sus seguidores en un recorrido a través de sonidos únicos e intemporales.
Desde la vereda más profunda del techno, el escenario Generator abrió sus puertas con la dj nacional Delia, quien dejó la pista impresionada con su set. Boys Noize fue el primer internacional que recibió los controles del escenario. Su música electro house, techno y techno punk deleitó a sus seguidores quienes luego recibieron a SPFDJ, la DJ sueca que entró con un ritmo frenético explorando sin piedad géneros como el techno, acid, EBM, hardcore y trance.
Poco antes de la medianoche, apareció en el booth Sara Landry e impresionó a toda la pista de baile. Su distintivo estilo de techno industrial oscuro y dinámico no dejó a ningún presente indiferente. Y los encargados de cerrar la noche fueron 999999999. Los italianos destacaron por su capacidad de improvisación, su fuerza enérgica y siempre cambiante… Con ellos no hubo término medio, sólo un homenaje enfático al lado duro, oscuro y profundo de la noche.
Sábado, segunda jornada
Los más valientes repitieron el plato y otros tantos llegaron por primera vez al festival. En el Modular Stage, la escena nacional se lució con los DJ Lorelei, Sukubito y F600, quienes ofrecieron una experiencia memorable, con sonidos eclécticos y atmósferas envolventes, bajo las profundas luces del escenario.
Entrando a la noche, el dúo Pachanga Boys -compuesto por Superpitcher y Rebolledo-, puso a todos a bailar con su estilo ecléctico que abarca house, techno, disco y electrónica experimental. Vitalic, por su parte, presentó una fusión de elementos de techno, electro y música house, con la que se ha ganado el título de pionero en la evolución del sonido electrónico contemporáneo.
Dubfire, un artista cuyo impulso, talento e intuición lo han situado dentro del más alto nivel de artistas electrónicos, presentó su set Evolv, para luego dar el pase final a Agents of Time, quienes cerraron la noche Modular con sus talentos e influencias compartidas que convirtieron la pista en un verdadero acto de baile de nivel mundial.
En el Generator, los chilenos Mucho Sueño y Les Premes abrieron el stage. A nivel internacional, la primera en presentarse fue Badsista, quien fusionó ritmos que comenzaron con golpes de techno, líneas de bajo de house jackin’, y terminaron con mezclas hipermodernas de Funk Carioca enérgico (también conocido como Baile Funk).
El dj chileno NPLNSSS, fundador y DJ residente de Techno Youth, se presentó como cabeza de cartel, pinchando sets intensos y dinámicos, narrando una historia a través de su música, siempre manteniendo un groove y una sonoridad propia pero efectiva.
El DJ y productor británico Dax J, siempre fiel al underground con un estilo individual propio, presentó un set que llevó a todos los presentes a un viaje auditivo inolvidable.
Para cerrar el escenario, uno de los DJ más esperados del festival, I Hate Models, brilló con su luz propia -y los impresionantes juegos de luces que presentó la producción-, transmitiendo nostalgia y pasión, melancolía y brutalidad, y dejó a los seguidores pidiendo mucho más.